La Anunciación del Señor

Decidme quién me besó
con unos labios de fuego...!
Pues nunca conocí
un beso como este beso:
¡si me ha dejado más blanca
que los altos ventisqueros
y me ha vuelto más fecunda
que los jardines del cielo!
Decidme quién me besó
con unos labios de fuego.
Nunca conocí
un beso como este beso:
tan lleno de suavidades,
de añoranzas y de misterio...
Eternos labios heridos,
Divinos labios de fuego
que, quemando, purifican
y sirven de refrigerio.

¡Oh labios, yo no soy digna,
pero... besadme de nuevo!

Comentarios

Felicitas ha dicho que…
¡qué bonito poema a la Encarnación! ¿Lo has compuesto tú?
Un abrazo
Rosa ha dicho que…
Es precioso el poema, y la imagen también.

Gracias, querida Caminar.
Marian ha dicho que…
Que maravilla! lo he leído varias veces...me ha encantado.Benditos labios...¡Gracias Caminar!
Unidas en la oración. Un abrazo.

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