La vigilancia del corazón (II)

En  segundo lugar, es importante que el centro psíquico elimine cualquier "pensamiento" y se revista del Nombre, se sumerja en el inmenso sacrificio de reintegración realizado por Cristo. Marcos el Monje, por ejemplo, explica que es preciso ofrecer inmediatamente a Cristo en el altar más inetrior del corazón, del corazón"luminoso", el "pensamiento" que está a punto de brotar, incluso la sensación más insignificante, pues es fundamental - señala otro autor - "circunscribir lo incorpóreo  en lo corpóreo", mezclar el sabor de la fe al simple hecho de existir, de respirar, de caminar, de sentir el olor de la tierra después de la lluvia, de tocar la corteza de un árbol, de captar un rostro, de despertar una sonrisa. 

Si el pensamiento nos domina y se hace obsesivo, queda el recurso de asaetearlo con los dardos de la oración de Jesús, hasta que el pensamiento sea integrado o se desintegre.

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