Trinidad

 En la tradición de la Iglesia de Oriente no hay lugar para una teología y menos aún para una mística de la esencia divina. Parece esa espiritualidad el fin último, la beatitud del reino celestial, no es la visión de la esencia, sino ante todo, la participación en la vida divina de la Santísima Trinidad, el estadio deificado de los “coherederos de la naturaleza divina” dioses creados después del Dios increado, poseedores por la gracia de todo cuanto posee por naturaleza la Santísima Trinidad. (…)


El dogma trinitario es una cruz del pensamiento humano. La ascensión apofática es una subida al Calvario. Por eso ninguna especulación filosófica ha podido nunca elevarse hasta el misterio de la Santísima Trinidad. Por eso, también, las mentes humanas no pudieron recibir esta revelación plenaria de la divinidad más que después de la cruz de Cristo que triunfó de la muerte y de los abismos del infierno.


Tomado de libro: "Teología mística de la Iglesia de Oriente"

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