Felices
Las bienaventuranzas nos esperan, en lo pequeño, en lo cotidiano, en el prójimo más próximo, y nos vuelven a decir: la paz es posible, la alegría no es una quimera, la justicia no es un lujo a negociar. No os engañéis más, no os acostumbréis a lo malo y a lo deforme, porque nacisteis para la bondad y la belleza. Y san Agustín dirá: "nos hiciste, Señor, para ti e inquieto estará nuestro corazón hasta que descanse en ti".
Mons. Sanz Montes
Comentarios
Con tu permiso Caminar, me lo llevo.
Un fuerte abrazo,
Presente siempre en mi oración
Gracias!!!
Un abrazo, linda.
;O)