Atención sin tensión
En cada momento ante los acontecimientos, existe la posibilidad de obrar según los automatismos o ser conscientes. Y al ser conscientes del momento, abrimos la puerta a la posibilidad de la libertad. La verdadera capacidad de optar aparece cuando advertimos las diferentes alternativas de las que disponemos para responder a lo que ocurre. Una vez que estamos navegando entre los rápidos de un río o cuando ya vamos a gran velocidad en la autopista, se hace imposible elegir, allí todo es acción y reacción.
Pero cuando nos detenemos un breve tiempo y nos separamos de la circunstancia se produce un fenómeno particular: algo observa al sujeto que está viviendo la situación y a la situación misma. En cierto modo nos vemos «desde arriba», como si el punto de mira se hubiera desplazado aportando datos globales sobre hechos más distantes a la situación misma en la que estamos inmersos. Nos hacemos conscientes de numerosos factores que pasamos por alto cuando nos identificamos de lleno con lo que está pasando.
Estar atentos es estar bien vivos. Y esta atención sin tensión es la mejor, ya que la atención tensa es fruto de la crispación del ego. Gran parte de nuestra tarea de cultivo espiritual (poner al espíritu al mando) consiste en atender con intención a lo que conviene. No mucho más. El resto es orar o permitir que la oración se efectúe en nosotros, ser el templo de alabanza y escucha que hemos sido destinados a ser cuando fuimos creados.
Tomado del Blog El santo Nombre:
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