¿Santidad?


Te has preguntado en alguna ocasión:


¿Qué es para mí la santidad?



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La santidad consiste en hacer la voluntad de Dios con alegría. Feliz día.
Rosa ha dicho que…
La respuesta de anónimo, es la respuesta.

Un abrazo, querida amiga, en Cristo, nuestro Señor.
Anónimo ha dicho que…
La santidad es la historia de la obra que el Espíritu Santo va haciendo en cada alma que, con el auxilio de la gracia, va aprendiendo el arte de dejarse hacer.

La historia comienza mucho antes de que el elegido por Dios intuya siquiera que Él le está buscando y esperando en cada acontecimiento, en cada persona, en cada ilusión y en cada desengaño, en cada éxito y en cada fracaso, en el llanto y en la risa, en la tormenta y en la calma, en el encuentro y en la pérdida..., y, sobre todo, en el hondón del alma, allí donde nadie excepto Dios es capaz de entrar al menos hasta pasado un tiempo. Y es que esta historia comienza cuando el Señor, al crear a cada uno, le dice al oído: "te quiero sin límite ni condiciones, total, infinita y absolutamente; para mí eres único e irrepetible", al tiempo que graba en lo más profundo de su ser el modo en que puede responder, de manera singular y personalísima, a ese amor eterno.

Luego vienen el silencio y la espera; las señales de ese amor incondicional y las ayudas necesarias para leerlas en una lluvia serena e incesante de gracias; el auxilio que levanta de las caídas y las curas que les siguen. Más tiempo, más espera, más paciencia, más trabajo de la gracia...

Por fin llega el momento en que el que ya es santo en los sueños y el deseo de Quien lo creó descubre a su Dios y Señor y su propósito y, en medio de luchas, primero contra sí mismo y después contra mil y una dificultades de fuera, trata de dar respuesta al Amor prestando su consentimiento para dejar hacer de la propia vida lo que ésta está destinada a ser...

Más tiempo... Avances y retrocesos; caídas y resurgimientos; pérdida del camino y vuelta a empezar... Una historia en la que siempre está presente el Señor de la Historia y de cada historia trabajando con maestría en la que es su obra maestra.

Así, el santo es aquel que en medio de todos los avatares va tomando conciencia de estas realidades y dejando hacer al que sabe y puede hacer que su vida llegue a plenitud.

¡Qué alegría contar en nuestra vida con la ayuda de los que ya coronaron la meta! Porque todos los que aprendieron a dejarse hacer interceden ahora por los que aún estamos en esa escuela... Ojalá aprendamos de ellos el arte de la docilidad; ojalá sepamos responder "sí" a Dios en todo, como ellos hicieron.

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