En verano--Ser presencia


Ser presencia, Señor, es hablar de Tí sin nombrarte; callar cuando es preciso que el gesto reemplace la palabra.
Ser luz que ilumina el lenguaje del silencio y voz, que surgiendo de la vida, no habla.
Es decirle a los demás que estamos cerca, aunque sea grande la distancia que separa.
Es intuir la esperanza de los otros y simplemente, llenarla.
Es sufrir con el que sufre y desde dentro, mostrarle que Dios cura
nuestras llagas.
Es reir con el que ríe y alegrarse del gozo del hermano, porque ama.
Es gritar con la fuerza del Espíritu la verdad: que desde Dios siempre nos salva.
Es vivir expuestos y sin armas, confiando ciegamente en tu Palabra.
Es llevar el “desierto” a los hermanos,
compartir tus Misterios y decirles que los amas.
Es saber escuchar tu lenguaje en silencio.
“ver” por ellos cuando la fe pareciera que se apaga.
“Ser presencia”, Señor, es saber esperar tu tiempo sin apresuramientos y con calma.
Es dar serenidad con una paz muy honda.
Es vivir la tensión del desconcierto
en una Iglesia que, porque crece, cambia.
Es abrirse a los “signos de los tiempos” manteniéndose fiel a tu Palabra.
Es en fin, Señor, ser caminante en el camino poblado de hermanos, gritando en silencio que estás vivo
y que nos tienes tomados de la mano.
AMEN

Comentarios

Rosa ha dicho que…
Amén.
Gracias.

Un beso y abrazos, querida amiga.
Que paséis un buen verano.

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