Santos días

"Como un joven se casa con una virgen, así se casará contigo tu Constructor. Como la novia alegra a su marido, así seréis vosotros el gozo de vuestro Dios."

Libro de Isaías 62, 5


Para bien y para mal

Hoy el ambiente es serio: después del júbilo popular por su entrada triunfal en Jerusalén, Jesús vive las agonías de la Pasión, la soledad del abandono y la angustia de la muerte. En la cruz, en su sangre, se cumple la alianza que nos salva, alianza que comenzó con su entrada en nuestra carne el día de la Encarnación y que se consuma en el amor de la cruz. 

Quien ama lo sabe bien: amar no es fácil, y si allí encontramos alegría, también encontramos dolor. “Para bien o para mal”, como dicen en los matrimonios. El Hijo de Dios asumió todos los aspectos de la condición humana, a riesgo de ser rechazado, incomprendido... La Eucaristía, fiesta de bodas y banquete de amor entre Dios y su pueblo, nos devuelve a esta tragedia con las primeras palabras de la consagración: “La víspera de su pasión, el Señor tomó el pan…” 

"Como un joven se casa con una virgen, tu Constructor se casará contigo. » El profeta Isaías vislumbra aquí una verdad profunda: nuestra alegría es la que Dios nos da, pero también nosotros damos alegría a Dios, que se alegra en nosotros, con nosotros. Su alegría es la del Constructor, dice Isaías. Dios nos construye, construye su Iglesia. Cuando resucita a su Cristo de entre los muertos, reconstruye la casa, nos permite presentarnos ante él. Cuando Cristo está inmerso en la muerte y la resurrección, es Dios quien reúne a su pueblo en un solo cuerpo, su Iglesia, llamado a vivir de su vida. Mientras el artesano contempla su trabajo, se regocija al vernos a nosotros también cobrados de vida.

¡Hosana! La multitud festiva que acogió a Jesús a la entrada de la ciudad no mentía, sólo anticipaba esta alegría de la Pascua, que es tanto nuestra como la de Dios.


Santos días

Comentarios

Camino ha dicho que…
Gracias,por su compartir espero llegar ser esa pequeña alegría del Señor feliz y santa semana, gracias.

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