Búsqueda

Proclo, un filósofo pagano, lo llama sueño, silencio, reposo divino, y dice: «Hay en nosotros una búsqueda secreta del Uno, que sobrepasa mucho la razón y la inteligencia. Si el alma se recoge en este búsqueda, se hace divina y divinamente vive».
El hombre, por el contrario, se ocupa de las cosas exteriores y sensibles, está en actividad, no puede saber nada de esa búsqueda y ni siquiera cree que existe en él este tesoro. El impulso substancial, la raíz, está puesta en nosotros de tal modo que es planta con fuerza eterna de arrastre y atracción. El impulso substancial tiene inclinación eterna, profunda, de volver a su origen. Inclinación que no se extingue jamás, ni siquiera en el infierno. Esto constituye el mayor sufrimiento de los condenados, porque nunca pueden lograr satisfacer la radical tendencia de ir a Dios.
Taulero

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