Transfiguración

El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.

Benedicto XVI

Comentarios

Angelo ha dicho que…
¡Escuchadle! Resuena fuertemente en mi interior.
Ese es el rumbo que adquiere la Cuaresma. Silencio para saber estar en la escucha.
Mi oración diaria. Un abrazo
Anónimo ha dicho que…
Él mostró en ese monte a los Apóstoles la Presencia Divina... el Cristo en Él. Para así dar ellos testimonio de que en Jesús vieron al Cristo.
Nosotros también tenemos y somos esa Presencia, nuestra verdadera naturaleza Crística.

Un sincero abrazo...

Carmen
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